viernes, 20 de septiembre de 2013

El Viaje de Griegos a Cuenca

Como se ha dicho muchas veces, "8 días a la semana" es una aventura costumbrista basada en los caminos de herradura, cañadas y senderos, que tan habituales y necesarios eran para tratantes, trashumantes, talabarteros y demás oficios tradicionales de la Sierra. La ausencia de carreteras y de medios de transporte en la parte alta de la Sierra a principios del siglo XX, obligaba a sus moradores a recorrer grandes distancias  a través de estos peligrosos caminos.

Como parte de la vida de aquella sociedad, así se ha querido reflejar en la novela la importancia de los caminos de herradura para las relaciones sociales, culturales, económicas y personales de los habitantes serranos. Una de las costumbres más arraigadas al modo de vida agricultor y ganadero, en un ambiente tan inhóspito y rudo como lo son los inviernos de la Sierra, era la bajada a los extremos. Ello consistía en la emigración temporal de la mano de obra más sana y fuerte para trabajar como temporeros, durante los meses de invierno, en trabajos tan dispares como los molinos de aceite jienenses, en las carboneras distribuidas por España y, como no, en la trashumancia. Se trataba de una necesidad económica para sus familias, en las que además de conseguir unos ingresos extra, reducían una boca que alimentar en el hogar. Se ataban el hato a la espalda y con su bastón se dirigían a pie, camino a los extremos.

El capítulo 6 de "8 días a la semana", quiere recordar la dureza de aquellos largos viajes, con la descripción del camino que se tomaba desde la parte alta de la Sierra de Albarracín hasta la ciudad de Cuenca, donde poder tomar el tren que les llevase a su nuevo destino, así como las aventuras y desventuras que se sufrían en el trayecto.

A continuación os dejo un pequeño vídeo de Google Earth con la ruta seguida por Marcelino, protagonista de la novela, y la cuadrilla de la que formaba parte para bajar a Cuenca.


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